Coincidiendo con el inicio del segundo mandato de Barack Obama, su esposa Michelle Obama ha iniciado una activa participación en la vida pública de su país.

Criticada por los sectores más conservadores de Estados Unidos, la primera dama ha protagonizado en las últimas semanas múltiples intervenciones mediáticas que han causado gran revuelo y que ponen de manifiesto que Michelle tiene mucho que hacer y decir.

En su apoyo a la campaña Let’s move (A moverse), que tiene como finalidad evitar la obesidad infantil, la primera dama se ha mostrado muy activa protagonizando desde carreras de sacos por las estancias de la Casa Blanca hasta flexiones en directo en un conocido late night show.

Su reciente participación en el show de Jimmy Fallon con un número musical bajo el título de “Cómo ha evolucionado la forma de bailar de las mamás” no ha dejado indiferente a nadie con 8 millones de visitas en Youtube.
Su última aparición estelar la protagonizó la noche de los Oscar, cuando inesperadamente intervino desde la Casa Blanca para anunciar el Oscar a la mejor película: Argo.

Lo cierto es que Michelle Obama llama la atención hasta en Irán, donde la agencia de prensa Fars decidió retocar su vestido de la ceremonia de los Oscar para cubrir su escote y sus hombros.

Hay quien asegura que, antes o después, este tipo de intervenciones pasarán factura a la Casa Blanca pero sus fieles admiradores quieren más Michelle, una mujer cuyos índices de aprobación por parte de los norteamericanos superan el 73%.

Es difícil determinar dónde está la línea que separa lo políticamente correcto de lo controvertido, sobre todo, cuando se es la esposa del presidente de los Estados Unidos. Lo que sí está claro es que Michelle pisa fuerte y más cuando se trata de causas con un fondo solidario.